Al mal tiempo depende de quién lo mire
En el mundo globalizado actual disponemos de tantas opciones de compra si queremos escuchar música que la radio se posiciona en décimo lugar. Al mismo tiempo, a través de Internet podemos hacer que todos y cualquiera nos conozcan, o contactarnos con personas que creíamos que jamás volveríamos a ver. Sin embargo, como ya es sabido, esto es utilizado muchas veces por personas con otros objetivos que se aprovechan de estas opciones de expresión, llegando a poner en riesgo a los demás. Si bien no adhiero a las tendencias materialistas y consumistas imperantes en las sociedades actuales, debo admitir que los avances tecnológicos y científicos son asombrosos y deberían ser conocidos y disfrutados por todos para fines no dañinos. También en la actualidad se ha avanzado mucho por la educación sin distinción de géneros, cosa que hace ocho décadas la única salida laboral para una mujer era ser ama de casa o la prostitución.
Escuchamos entonces a gente de 60 o 70 años de edad decir: “Esto en mi época no pasaba”, y optan por quedarse encerrados reviviendo sus épocas pasadas esperando que vuelvan, considerando a los de afuera monstruos. Sin embargo admiro y adoro escuchar cómo se conocieron esos dos viejitos del parque, que uno la esperaba ver pasar todos los días por la estación de tren antes de ir a trabajar, y tuvo que juntar agallas para hablarle. Ahora ese hombre la busca en Facebook y listo, asunto arreglado. Se ha perdido un poco eso del amor lejano y desconocido, el amor “chapado a la antigua”.
Para finalizar, sin dudas se extraña un poco la simplicidad o sencillez que solía imperar en la primera mitad del siglo pasado; pero allí también cosas moralmente malas sucedían tanto a nivel nacional como en cada cuidad, y negarlo es no se realista. Al fin y al cabo, cada época tuvo y tiene sus cosas buenas y malas, eso depende de quien lo mire. Pero el tiempo pasa para seguir adelante y llevar con nosotros aquello que nos gustó del anterior, avanzar y estar abierto a las nuevas propuestas.
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